LA CASA DE LAS EMOCIONES

La Educación Emocional es una de los pilares de nuestro proyecto educativo. Con motivo de la publicación del cuento «La casa de las emociones» de Naiara Etxaburu, compañera y maestra de Infantil, Alexander Hasenburg y Lucía Romero, alumnos de 1º de bachillerato han realizado esta entrevista.

¿Es éste tu primer libro o habías escrito algo antes?

Éste es el primer libro que escribo.

¿Cómo se te ocurrió que podrías hacer un cuento y por qué sobre las emociones?

Siempre me ha gustado mucho la literatura infantil, además soy profesora de infantil y contamos muchos cuentos. Por otro lado, también me había interesado mucho el mundo de las emociones, entonces se me ocurrió poder juntar estas dos temáticas y crear un cuento infantil sobre las emociones.

¿En qué te inspiraste cuando lo escribiste?

En nada en concreto, la idea principal era crear un cuento con valores que los entretuviese y en este caso decidí hacerlo sobre las emociones, para darles a entender al público más pequeño que no hay emociones buenas ni malas y que sí las hay desagradables y agradables, sin embargo, todas ellas son necesarias.

¿Desde cuándo te interesan las emociones o desde cuándo conoces el tema?

La verdad es que me han interesado desde siempre, en estos últimos años los profesores de este centro nos hemos estado formando mucho en este tema y nos hemos dado cuenta de la importancia que tienen.

¿Cómo fue el proceso de publicación del libro?

Es largo, no os voy a engañar. Desde que envías el manuscrito hasta que se publica el cuento hay muchos pasos a seguir: se corrige varias veces hasta que se tiene el texto final, también hay que coordinar las ilustraciones con el ilustrador, luego enviar una muestra, después se maqueta… Durante todo el proceso vives con la ilusión de ver el resultado final. Han sido 9 meses más o menos de trabajo, como un parto prácticamente.

¿Podrías contarnos alguna anécdota sobre el proceso de escribirlo o posterior?

Sí, las ilustraciones me las ha hecho un amigo mío y es gracioso porque fue mi compañero de clase en infantil y primaria. Siempre le pedía que me hiciera algún dibujo, y quién nos iba a decir que años más tarde iba a realizar muchos dibujos, pero en este caso para mi propio cuento. En este sentido ha sido muy bonito. Las ilustraciones están inspiradas en nuestra zona, los dos somos de Hondarribia y eso también ha quedado reflejado en el cuento. Me hace ilusión que la gente se dé cuenta de ello ya que ahora ninguno de los dos vivimos ahí.

¿Ha tenido éxito el cuento?

La verdad es que a los pequeños les está gustando mucho, y esa es la mayor satisfacción para mí, que les enganche y les guste. Algunos papás me dicen que los niños en sus casas les piden que les lean el cuento, e incluso otros niños lo leen ellos mismos cada noche. Por otra parte, muchas familias me han hecho llegar que les sirve para aplicarlo con los niños cuando tienen algún conflicto y para hablar de las emociones. La verdad es que estoy muy contenta.

¿Has pensado en publicarlo en otro idioma?

Sí, me gustaría, aunque es complicado. Mi deseo es poder publicarlo en más idiomas, principalmente en euskera e inglés que son los que nos resultan más cercanos.

¿Tienes pensado escribir más libros?

¿Por qué no? De momento estoy disfrutando de éste que es el primero, pero no lo descarto en un futuro.

Las ilustraciones nos has dicho que las ha hecho un amigo tuyo ¿Por qué habéis utilizado esa gama de colores?

Se han publicado diversos cuentos y películas de emociones y en todas ellas se utiliza un color para identificar cada emoción, por ejemplo: el rojo para la rabia o el amarillo para la alegría. Varias veces, al contar esos cuentos los niños me decían “¿por qué la tristeza es azul o la rabia roja si son mis colores favoritos?”. Entonces pensé que las emociones no debían tener color y por eso elegimos un color neutro igual para todas. Por otro lado, también tuvimos en cuenta que no tuvieran género para no relacionar las emociones con los chicos y las chicas. Luego surgió la idea de hacerles pequeños matices para que los niños las pudieran diferenciar unas de otras y creo que lo hemos conseguido.

Nos ha llamado la atención que faltan algunas emociones, como por ejemplo asco, sorpresa curiosidad, etc., ¿A qué se debe?

Al tratarse de un cuento infantil, hemos elegido solamente aquellas los niños/as sienten más en su día a día: la rabia, el miedo, la alegría, la tristeza y la calma. Las demás: asco, sorpresa, curiosidad, seguridad y culpa también las conocen ya que las trabajamos en el aula.

Ahora una pregunta un poco más personal ¿Por qué se lo has dedicado a tu padre?

Él fue quien me animó a escribir, desde hace varios años siempre me decía “tú tienes que escribir un libro”. Un día en la playa llevaba conmigo un cuaderno, se me ocurrió la idea del cuento y la escribí en un borrador, y ahí se quedó. Pasaron unos dos años y llegó el confinamiento, entonces pensé: “voy a rescatar esto que escribí”. Se lo dedico a él porque fue quien puso esa idea en mi cabeza y si no, igual no se me habría ocurrido escribir el cuento.

¿Podrías dar algún consejo para alguien que quiere empezar a escribir?

A las personas que tengan algún manuscrito en algún cajón o alguna idea les diría que intenten publicarlo. Si no lo envías a las editoriales nunca se va a publicar.  Prueba suerte porque nunca se sabe.

¿Tienes algún rincón favorito para escribir o para inspirarte?

En esta ocasión la inspiración me vino estando en la playa, pero como es el primer cuento que escribo no sé si fue casualidad.

¿Cómo crees que se han sentido los niños y tus alumnos al escuchar tu libro?

Les ha gustado mucho, tanto a mis niños como a los niños de otros cursos que también lo han podido leer. Creo que lo ven como un cuento muy cercano porque me conocen y pueden leer mi nombre en la portada. Lo sienten como si fuera un cuento especial.

¿Podrías contarnos algo bueno y algo malo que sacas de esta experiencia?

Veo como algo positivo haber tenido la oportunidad de publicar el cuento, que haya gustado y el agradecimiento que he sentido por parte de las familias del cole y de los niños. Algo menos agradable ha sido el proceso, que ha resultado más largo de lo que esperaba y en algunos momentos he podido sentir cierta impaciencia, pero en general he disfrutado de cada uno de los pasos.